El Ministerio de Educación acaba de presentar un Informe sobre el Aprendizaje Permanente en España que da cuenta de las actividades realizadas en años anteriores, presenta los principales ratios y, sobre todo, sitúa las medidas que deben adoptarse en los próximos años (2012-2014) para llevar a cabo esta estrategia de la Unión Europea.
Al margen de que no se acaba de entender el porqué de apurar hasta los minutos basura de la acción de gobierno, cuando ya se está haciendo las maletas, para proponer determinados planes y estrategias sobre todo en ámbitos tan controvertidos como son el educativo y el laboral, el Informe pone en evidencia el 'esplendor' del sistema educativo español: tres de cada diez jóvenes mayores de 18 años carecen de competencias básicas, seis de cada diez personas en edad de trabajar carecen de acreditación de su cualificación profesional y cerca de 3 de cada diez jóvenes han abadonado prematuramente los estudios.
Acciones para el Aprendizaje Permanente
El Informe sobre el Aprendizaje permanente en España tiene como punto de partida el Plan de Acción de la Comisión Europea y sitúa en el centro de sus actuaciones a los colectivos que tienen baja o nula cualificación, a la población activa que no puede acreditar su cualificación profesional y, finalmente, a los jóvenes que abandonan prematuramente sus estudios, porque son muchos y muchas.
El plan se articula en torno a 8 ejes estratégicos que integran 25 acciones, algunas en desarrollo y otras que se deberán llevar a cabo por parte de las distintas administraciones, agentes sociales y entidades de la sociedad civil implicadas en el aprendizaje permanente:
- Desarrollar mecanismos que faciliten la reincorporación de la población adulta al sistema educativo para obtener el Graduado en ESO
- Generar el reconocimiento de las competencias profesionales como mecanismo para aumentar la cualificación de la población adulta
- Establecer nuevas vías de acceso a la Formación Profesional y hacer compatible el trabajo y el estudio para los jóvenes que lo abandonan prematuramente
- Reforzar la actualización y la adquisición de nuevas competencias profesionales
- Promover el acceso de las personas adultas al Bachillerato, a la Formación Profesional y a la Universidad
- Ofrecer educación y formación, formal y no formal, a personas en riesgo de exclusión social
- Difundir entre la ciudadanía las posibilidades de formación permanente
- Establecer mecanismos para la mejora de la calidad y la evaluación periódica de la aplicación de las políticas relacionadas con el aprendizaje a lo largo de la vida.
La educación encierra un tesoro: el impulso de la Unión Europea
En los últimos años, desde la Unión Europea se vienen impulsando políticas que promueven la implantación de medidas en todos los países miembros para destacar el valor de la educación y la formación para las personas y para el desarrollo de una sociedad europea avanzada: Aprender a aprender, Educación a lo largo de la vida, Aprendizaje permanente son algunas de las iniciativas que se ha puesto en marcha en los últimos quince años. En 2007, la Unión Europea presentó su Plan de Acción para promover la participación de personas adultas en educación y formación, y en 2009 respaldó el objetivo de alcanzar el 15 por 100 para el año 2020. En ese año se espera que el 85 por 100 de los puestos de trabajo requieran de una cualificación de nivel medio-alto.
Si la educación es cara, pruebe con la ignorancia
Nunca se deja de aprender |
El mérito y la capacidad deben ser elementos centrales en una sociedad desarrollada y la educación, por lo tanto, el factor principal y determinante para garantizar la igualdad de oportunidades y la integración de las personas. De este modo, la educación ha venido funcionando como un ascensor social que ha permitido progresar a muchas personas y mejorar las condiciones de sus antecesores. Sin embargo, la crisis sistémica que afecta a la sociedad occidental y, entre sus consecuencias, el debilitamiento de los sistemas públicos de educación pone en riesgo el papel que en este sentido ha tenido la educación y la formación para las personas y los colectivos sociales más desfavorecidos.
La progresiva pérdida del valor instrumental de la formación y de las titulaciones académicas está abriendo nuevas brechas entre las personas en función de su posición social. Ya desde hace algún tiempo se viene buscando ese valor económico a través de determinadas diferenciaciones que tienen que ver con el carácter de la educación. Así, la educación de los niños y de las niñas tendrá mayor ventaja si se se desarrolla en un centro privado o concertado que en un centro de enseñanza pública. De igual forma, se concederá mayor valor a una Grado o a una Licenciatura en una universidad privada que al mismo en una universidad pública. También se entiende que estar en posesión de una Licenciatura o de un Grado no abre puerta alguna a no ser que lleve añadido un Máster a poder ser en una prestigiosa escuela de negocios; nada que ver con un doctorado o una formación de postgrado en una institución educativa pública.
No se trata de cuestionar las iniciativas privadas de educación y formación. Me refiero al desequilibrio que inevitablemente provoca la disminución de recursos que se destinan al sistema público de educación y formación, que siempre ahondarán aún más la desigualdad de oportunidades entre unas personas y otras en función de su situación socio-económica.
El placer de aprender
Se ha impuesto una concepción de la educación y de la formación orientada excesivamente a la competitividad más que a la preparación de las personas en todas sus dimensiones, favoreciendo una ética de los resultados antes que una ética de las convicciones. Se orilla y se deja de lado la gratificación de aprender, la importancia de saber, la satisfacción de conocer. Se desprecia de este modo el valor de la educación, de la formación y del aprendizaje como sustancias de absorción lenta en las personas y en las sociedades. No entendiendo que sus consecuencias se notan a medio y largo plazo y, lo más importante si se apuesta decididamente por ellas, que sus efectos pueden ser permanentes.
Así las cosas, no parece sencillo revisar los planteamientos educativos actuales para adaptar los modelos de aprendizaje a las nuevas realidades y avanzar en la Escuela del siglo XXI cuando el sistema educativo hace aguas por la falta de sentido y de responsabilidad de nuestros representantes políticos.